Oraciones
ambiguas
En la redacción
de todo texto se debe cuidar que la exposición sea precisa y clara; la información relevante y suficiente, la estructura coherente, de manera
que las palabras, frases u oraciones que se utilicen no tengan dos o más interpretaciones; si no se cumple con lo anterior,
el texto puede prestarse a equívocos, esto es, ser ambiguo.
Las ambigüedades pueden darse por el uso inadecuado de la puntuación o
por la incorrecta construcción de las oraciones.
En la siguiente
oración, la puntuación no se ha usado correctamente (el punto y coma señalado en negritas):
Todos los estudiantes deben llenar una ficha de ingreso en la que anoten sus datos así
como el nombre completo; de su padre o tutor, su domicilio completo y un teléfono,
donde se les pueda localizar.
La oración
corregida podría ser:
Todos los estudiantes deben llenar una ficha de ingreso en la que anoten sus datos, así
como el nombre completo de su padre o tutor, su domicilio completo y un teléfono, donde se les pueda localizar.
En ésta otra,
la ambigüedad también se resalta con negritas:
Llegar puntualmente a la escuela (…) no habrá retardos, sólo en casos especiales
en que el alumno tenga que asistir a consultas médicas o por problemas familiares, el
padre o tutor con su credencial podrá traer a su hijo(a).
La oración
corregida podría ser:
Llegar puntualmente a la escuela (…) no habrá retardos, sólo en casos especiales
en que el alumno tenga que asistir a consultas médicas o por problemas familiares, el padre o tutor podrá traer a su hijo(a).
El alumno deberá portar su credencial escolar.
La ambigüedad
representa un obstáculo para expresar con claridad las ideas. A veces, este problema se produce por el uso de términos demasiado
generales o por un pronombre que podría referirse a cualquiera de dos o más palabras citadas. Por ejemplo, en la siguiente
regla: “Cuando un alumno agreda físicamente a un compañero, su permanencia
en la escuela será decidida por la dirección”, no queda claro si la dirección decidirá sobre la permanencia en la escuela
del alumno agresor o del compañero agredido.
Para evitar
el problema de ambigüedad, se recomienda:
a) cuidar el uso apropiado
de los pronombres posesivos y reflexivos (particularmente el pronombre su),
b) colocar los complementos
cerca de los núcleos respectivos.
Fuentes:
-
Lozano,
Lucero, Español 1. Libris Editores, México, 2006, pp-14-15.
-
Praxedis
Montes, Nieves y Elia Andrea Pimentel Carrasco, Español 1. Patria, México, 2006,
p. 68.